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Bienvenidos a mi Blog. Mi intención con este blog es desmentir y aclarar mentiras, mitos y leyendas que sobre el Socialismo o Socialismos ( lo dejo a volutad de cada cual) que se han ido generando a lo largo de las decadas a lo largo y ancho del planeta. Creo que es evidente que de la misma manera que intentaré desmentir asuntos tendré que confirmar otros. Sea como sea, espero que este blog se desarrolle de forma entretenida y didactica para cualquiera.

La libertad de expresión en este blog queda absolutamente garantizada, asi que sentiros libres de opinar, argumentar, preguntar y explicar sobre cualquier tema relacionado con el titulo de este espacio en la red de redes. Lo que no esta permitido es el insulto, las amenazas y cualquier otra cosa indigna de un espacio de formación y debate como pretende ser este.

SALUD Y REVOLUCIÓN.

jueves, 16 de julio de 2009

Polémica entre Justo Serna y Pio Moa ( IV )

4. Justo Serna y la Historia, 11 de noviembre de 2005

Réplica de Pío Moa a Justo Serna

Soy Pío Moa y he remitido a Periodista Digital el siguiente texto de réplica al artículo de Justo Serna.
Señor Serna, veo que en su intento de replicar a mis tesis no abandona usted el terreno de la divagación, ahora con pretensiones moralistas.

Ante mi tesis de que el proceso revolucionario había liquidado la democracia desde febrero de 1936, comenta usted: “¿Ah, pero la democracia no había fracasado ya en 1934, según la tesis que usted defiende? ¿Pero los socialistas no estaban preparando la Guerra Civil desde 1934, según insiste en su libro? Entonces..., ¿para qué retrasar el fin de la democracia al 36? Pues, precisamente, para justificar el Alzamiento.”

Ahí se ve que usted ha leído menos de lo que pretende. El PSOE, los nacionalistas catalanes y otros organizaron la guerra civil en el 34, y no porque yo lo diga, sino porque ellos lo expresaron con plena claridad. ¿Puede ignorarlo un historiador académico? Pero fracasaron, y la democracia continuó, aunque malherida, porque la derecha (Franco también) defendió la legalidad republicana. Luego, en 1936, en unas elecciones anómalas, los mismos que habían asaltado la república en el 34, o apoyado el asalto, ganaron el poder y la calle. La derecha ofreció su colaboración a Azaña para frenar el proceso revolucionario, pidiéndole que cumpliese la ley. Azaña rehusó, y su gobierno colaboró en dicho proceso, deslegitimándose. Y al destruir la ley, es decir, la democracia, ocasionaron la guerra, y no al revés. Le recomiendo mi libro 1936, el asalto final a la República, con 120 páginas de documentos reproducidos, o, si lo prefiere, el de Stanley Payne El colapso de la República.

Para negar que Franco evitó la entrada de España en la guerra mundial, se apoya usted en Tusell. Vamos a ver, ¿entró o no entró España en esa guerra? ¿Quién era el responsable, es decir, el jefe del estado y del gobierno entonces?... Naturalmente, Franco tuvo tales o cuales dudas o tentaciones, pero el balance final no admite dudas. La evidencia histórica más elemental no puede rebatirse, salvo para cierta historiografía enredosa, supuestamente académica. Pregunta usted si Tusell “me produce especial incomodidad”. Le diré: quienes, como él, han tratado de oscurecer los hechos a base de palabrería, me parecen cómicos. Y me producen incomodidad, por decirlo suavemente, los inquisidores hipócritas que, también como Tusell, han tratado de imponer la censura a las obras discrepantes, y han explotado descaradamente la negativa de “El País” a concederme el derecho de réplica a sus dicterios. También usted escribe en “El País”, y no he notado que tal ataque a la más elemental decencia académica y democrática le produjese la menor incomodidad.

Otro hecho evidentísimo: Franco dejó un país próspero y moderado. Y otra vez quiere usted negarlo con divagaciones demagógicas: “O sea que el esfuerzo, la abnegación laboral de los españoles, la capacidad creativa de los empresarios, sobreponiéndose incluso a los procedimientos económicos iliberales del Régimen..., ¿son sólo elementos secundarios y no mencionados para así destacar mejor la labor de una dictadura?”. Pero hombre, ¿no hay en Cuba abnegación laboral y capacidad creativa de los empresarios? ¿Por qué allí éstas no fructifican y en la España de Franco sí? Además, ¿por qué después de 1975, prácticamente en todo el resto del siglo XX, no volvió a alcanzarse el índice de convergencia con la Europa rica alcanzado entonces? ¿Es que en la democracia bajó la abnegación y la creatividad? Obviamente, las políticas económicas del franquismo fueron, en conjunto, muy acertadas.

Usted sustituye la lógica más elemental por retórica moralista, admitiendo de paso, implícitamente, mi tesis, al afirmar que el éxito económico del franquismo merece “nuestro desprecio político y moral”. Quizá su desprecio, don Justo, pero no el de la inmensa mayoría de los españoles que se beneficiaron de él. Y se pregunta usted si dicho éxito “lo justificará el porvenir”. Pues mire, yo no conozco a ese señor, quizá usted sí y le haya hecho confidencias. A ver si nos las cuenta. No sé si se percata de que por estas vías la discusión baja mucho de nivel.

Yo sostengo que el franquismo no tuvo alternativa real, porque no hubo oposición democrática digna de ese nombre, y la que hubo era mucho más antidemocrática que aquel régimen. Y usted vuelve a replicar con declamaciones: “Admitamos que pudiera haber antifranquistas como usted los describe (pocos y antidemocráticos), pero que su radiografía, simplificación y generalización le lleven a presentarlos a todos así es simplemente una ignominia intolerable. Hubo represaliados, encarcelados, perseguidos, exiliados que creían firmemente en la democracia y si fueron pocos, se debió, entre otras cosas, a la eficaz política represiva del Régimen”

¿Bueno, ¿hubo o no hubo pocos? Por supuesto, fueron (fuimos) pocos, y casi todos comunistas y/o terroristas. ¿Quiénes eran aquellos “firmes demócratas”? ¿Quizá los que execraron a Solyenitsin por decir la verdad sobre la URSS y constatar la amplia libertad personal existente en España? Le aclararé algo: si la represión fue eficaz se debió, precisamente, a tenía enfrente muy pocos enemigos. Pocos y totalitarios en su gran mayoría. La verdad nunca es ignominia, y negarla sí.

Sigue usted declamando para rebatir mi aserto de que la democracia actual procede del franquismo por reforma y sin ruptura: “La Transición fue un pacto entre la reforma y la ruptura, una aceptación de condiciones mutuas”. No señor, fue un proceso “de la ley a la ley”, y la oposición sólo colaboró en él después de fracasar en su huelga general rupturista y el boicot al referéndum de reforma. Éstos son datos y no retórica.

Y sigue usted en las mismas: “No triunfaron los sectores reformistas del Régimen, sino todos los españoles, incluidos los partidarios de la Ruptura”. Por supuesto, todos los españoles se beneficiaron de la reforma, tal como una ruptura habría traído el caos. ¿Tiene usted alguna duda? Fíjese en que aquellos rupturistas que aceptaron, al parecer a desgana, la democracia, la están poniendo hoy en crisis: los separatistas y el PSOE, con el telón de fondo del terrorismo nacionalista vasco. ¿O no?

Señor Serna, hay una diferencia esencial entre su concepción de la historia y la mía. Yo creo que un historiador no debe “justificar” o “condenar” el pasado, como usted se empeña en hacer distribuyendo juicios morales triviales. Un historiador serio trata simplemente de acercarse a la comprensión de la historia con datos precisos o estimaciones razonables. Su vanidad, señor Serna, le lleva al insulto cuando me acusa de “esparcir (sic) denuestos y hacerme perdonar mi vieja condición de extremista”. Nunca se me pasó por la cabeza que tuviera que hacerme perdonar nada, y menos de jueces vanos como usted. Sospecho que en aquel franquismo que tanto detesta, usted estaría probablemente medrando en la administración del mismo, como tantos acérrimos “antifranquistas”… a destiempo.

Dejo de lado la farfolla introductoria de su artículo, excepto la presunción de que yo no presto atención a las fuentes. Aquí vuelve usted a hablar por hablar. El libro de Franco es un ensayo general, y no precisa más fuentes que las que tiene, como demuestra la incapacidad de usted para rebatir sus tesis. Por si quiere mejorar su crítica, le sugiero abordar cada uno de los cinco puntos en un artículo diferente, con más extensión, más datos y menos retórica. También le sugiero leer mi trilogía sobre la república y la guerra civil: allí verá usted si presto o no atención a las fuentes primarias, en particular aquellas del PSOE y la izquierda que muchos pretendidos académicos ignoran o quieren ocultar. Respecto a Preston, he demostrado su constante falsificación de los hechos. Él no ha podido replicar más que con declamaciones y acusaciones vacías, como usted mismo.

En fin, al apoyarse en Preston usted se autodeclara progresista. La expresión es correcta: el juez o el cura pueden declarar a una pareja marido y mujer. También una pareja puede prescindir del trámite y autodeclararse tales, otra cosa es que tenga efectos legales. ¿Entiende?

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